Las herramientas de inteligencia artificial tienen una aplicación extraordinaria en lo que respecta a la escritura y la investigación. Y hablo en plural porque cada día salen versiones distintas, nuevos modelos de aprendizaje y métodos más refinados para proporcionar respuestas útiles para el usuario.
Como profesionales del área de redacción hemos estado aprendiendo y poniendo a prueba estas herramientas para mantener la vigencia; ya bien se ha dicho por todas partes que han llegado para quedarse. Entonces, capacitarse para el uso correcto de las IAs es obligatorio.
En esta ocasión quiero comentar cómo los comportamientos de las generadoras de texto artificial pueden volverse caprichosos en ocasiones. Como decimos en México, a veces “se ponen sus moños”. Y tómese en cuenta que no hablaré de una en particular, porque las versiones que he probado, tienen comportamientos similares lo cual me permite avizorar una tendencia generalizada.
Recuerdo en un tiempo lejano (el año 2023) cuando a todo el mundo se le volaron la tapa de los sesos con las IAs de texto y de imágenes, principalmente. La gente compartía (o vendía) prompts para tener una respuesta genial que cumpliera con todo lo que tuvieras en mente. Y por un tiempo funcionó, es decir, me dio la impresión de que efectivamente eran mágicas.
Sin embargo, la euforia ha llegado a una meseta en donde el interés sigue, pero no está desbocado como el año pasado, ¿qué paso? No lo sé, no soy experto en machine learning. Pero como usuario puedo opinar que un factor ha sido que las IAs se han mostrado caprichosas. Esa sería mi palabra para englobar varios comportamientos que ustedes conocerán igualmente, si las han utilizado.
Actualmente, un prompt estructurado maravillosamente, con todo lo que debe y no debe hacer la IA, se volvió un volado: puede que sí funcione o puede que la IA haga lo que quiera.
Pero no se confundan. No digo que estas inteligencias se atontaron o que llegaron a su límite. Más bien que hay ocasiones en las que tienden a boicotear nuestros intentos por generar una respuesta según lo que queremos. Nuevamente, usted que lee esto habrá experimentado la frustración al pretender investigar información con fuentes inexistentes u obtener un texto redundante en enmarañado que a fuerzas necesita cambios. A veces ni siquiera es un texto útil para nada.
Hasta este punto puedo aportar ideas sobre esas situaciones que se presentan al trabajar con escritura. Pero en imágenes el comportamiento es similar. Nosotros no somos diseñadores gráficos, pero es cierto que, si deseáramos diseñar un logo o una imagen conforme nuestros deseos, vamos a necesitar de un humano para que la respuesta de la IA sea adaptada o de plano, prescindir de ella para dejar todo en las manos de una persona. Solo considere las imágenes generadas con el mismo prompt, pero refinado cada vez, para esta entrada. En tres interacciones se generaron cosas, tal vez interesantes, pero definitivamente no era lo que tenía en mente. Le hice saber eso a la IA y en la última interacción respondió que haría su mejor esfuerzo, repitió mis instrucciones para mostrarme que entendía lo que decía y entregó una imagen que seguía alejada de lo que quería en primer lugar.
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